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Rocío Molina

Caída del cielo

El flamenco que propone Rocío Molina en ‘Caída del Cielo’ tiene algo de esencial, ahonda en sus raíces y al mismo tiempo, con libertad, lo enfrenta y colisiona con otras maneras de entender la escena y con otros lenguajes; consciente de que el flamenco es una expresión libre y de libertad, y que no puede ni debe ser domesticado.

Esta obra es un viaje, un descenso. Asistimos al recorrido de una mujer, guiada por su baile, que es intuición y materia, a través de luces y sombras, y con ella nos precipitamos en el silencio, la música y el ruido en territorios desconocidos. Ante nosotros: lo palpable y lo que existiendo se oculta normalmente ante nuestros ojos se materializan en el cuerpo de Rocío. Baila y establece una relación diferente con la tierra y tienes la sensación de que su baile nace entre sus ovarios y esa tierra que patea, y así su baile se convierte en la celebración de ser mujer.

Este descenso o caída es el viaje sin retorno de una mujer, pero Rocío no nos conduce ante la imagen invertida de El ángel caído, como le ocurrió a Dante en su Comedia, sino que nos lleva a un espacio de profunda libertad. En el viaje parece que se quiebra el alma y que nos sumergimos en un mar denso y opaco, un paisaje oscuro plagado de luciérnagas que en nuestra caída nos guían y elevan hacia paraísos oscuros y tinieblas de color en continuo movimiento.

En definitiva, esta obra es el viaje o descenso o tránsito de una mujer desde un cuerpo en equilibrio a un cuerpo que celebra ser mujer, inmerso en el sentido trágico de la fiesta.

Rocío Molina

Rocío Molina, nacida en Málaga en 1984, ha acuñado un lenguaje propio cimentado en la tradición reinventada de un flamenco que respeta sus esencias y se abraza a las vanguardias. Premio Nacional de Danza en el año 2010, artista asociada del Teatro Nacional de Chaillot en Paris desde 2014, Premio Max 2017 (Mejor interprete de danza ; Mejor coreografía para Caída del Cielo), y 2015 (Mejor coreografía por Bosque Ardora), Premio especial de los Dance National British Awards en 2016, Molina es una de las artistas españolas con mayor proyección internacional. Sus piezas han podido verse en los más importantes escenarios de todo el mundo y son reconocidas por crítica y público como acontecimientos escénicos singulares en los que conviven el virtuosismo técnico, la investigación formal y la belleza visual.