Yerbagüena (Oscuro Brillante)

Eva Yerbabuena apela de nuevo a la dualidad como forma expresiva pero reflexiva al fin y al cabo. Ahondando en dos fuerzas fundamentalmente opuestas y complementarias, pero interconectadas, la bailarina y coreógrafa se abalanza sobre una máxima cada vez más presente en sus creaciones: nada existe en estado puro ni en absoluta quietud.

Así, y en una continua transformación que se desarrolla a lo largo de las cuatro partes o números en los que se divide Oscuro Brillante, Yerbabuena constata la certeza de lo que siempre ha creído. Y, como ella misma defiende

«la transformación continua es una provocación morbosa que no sólo existe, sino que da sentido a todo».

Por eso, en éste, su decimonoveno espectáculo se mueve entre la rigidez más absoluta y la flexibilidad más rotunda, entre la quietud y el movimiento, la luz y la oscuridad, entre el canto y la danza, el clasicismo y la vanguardia, la artesanía y la tecnología… para replantearse lo que ya creía absoluto y fijo.